La reciente reestructuración del equipo de gobierno municipal en Es Mercadal no ha pasado desapercibida. El diario Menorca tituló su cobertura con un elocuente «Golpe de timón«, una expresión que resume el impacto de los cambios anunciados por el Ayuntamiento. Sin embargo, lejos de transmitir una nueva dirección clara, la remodelación parece poner de manifiesto tensiones internas, agotamiento de ideas y una preocupante falta de rumbo justo en el ecuador de la legislatura.
El alcalde Joan Palliser (Entesa), que llegó al cargo tras un controvertido pacto con el Partido Popular —dejando al PSOE en la oposición pese a haber sido el partido más votado—, ha decidido asumir personalmente el área de Urbanismo y Obra Pública. Una decisión que suena más a corrección forzada que a estrategia planificada: si Urbanismo funcionaba bien, ¿por qué el cambio?, y si no iba bien, ¿por qué se esperó tanto? La anterior responsable, Helena Vílchez, cede sus competencias tras dos años sin avances visibles en temas cruciales como la ordenación del territorio, vivienda o accesos a suelo urbano.
Por su parte, Ricard Riera, concejal del PP hasta ahora sin competencias reales, asume ahora la coordinación de los proyectos «estratégicos» del consistorio, un concepto tan vago como peligroso si no se concreta en acciones. ¿Qué proyectos? ¿Con qué presupuesto? ¿Quién supervisa los resultados? El vacío de contenido en la nota oficial no ayuda a disipar dudas.
Salidas y cambios sin dirección clara
Jessica Hidalgo, hasta ahora con una elevada dedicación en el consistorio, abandona la política activa por motivos personales. Su salida provoca un efecto dominó: Riera se hace con Policía y Protección Civil —área especialmente delicada tras múltiples quejas ciudadanas—, mientras que Cristóbal Pons (PP) añade Limpieza Viaria y Parques a su cartera. A la vez, Turismo pasa a manos de Carlos Rotger. Todos estos movimientos parecen más un parcheo de última hora que una estrategia de gestión coherente.
El reparto también afecta al equipo de Entesa. Helena Vílchez recoge Juventud e Igualdad, áreas antes gestionadas por Núria Febrer, quien reduce su participación por razones laborales. La rotación sigue: Cementerios y Brigada Municipal pasan a Nerea Nevado. Una baraja que se mezcla y reparte de nuevo, sin dar sensación de que haya una mano firme que sepa jugar la partida.
¿Gestión o desgaste?
Desde el propio Consistorio aseguran que «no es un cambio de rumbo, sino una evolución natural». Sin embargo, el malestar ciudadano es evidente y se refleja en los numerosos comentarios a la noticia publicada en menorca.info y en donde se repiten críticas como: «con pies de barro no se camina bien», «una coalición de gobierno construida únicamente para evitar que el PSOE gobierne», o «hasta ahora no ha mostrado logros concretos».
También se denuncian la falta de proyectos nuevos, el uso de remanentes de tesorería sin una planificación a largo plazo, y cierto enchufismo en el reparto de cargos y personal. Todo ello dibuja un panorama incierto y alimenta la percepción de una gestión marcada más por la improvisación que por una estrategia sólida de gobierno.
Mientras tanto, temas clave como el urbanismo sostenible, la gestión del agua, el reciclaje o la eficiencia energética siguen en un segundo plano, relegados a titulares difusos o promesas para un futuro que nunca llega.
¿Y ahora qué?
La reorganización reduce costes políticos, sí, pero no garantiza una mejora en la gestión. El Ayuntamiento de Es Mercadal necesita más que una redistribución de sillas: necesita visión, valentía y voluntad real de construir un futuro mejor para todos los vecinos del municipio. Y eso, de momento, sigue sin verse.