El Teatre de Fornells, hasta ahora un espacio cultural al servicio del pueblo, se transformará en un museo del vino. Y no, no es una metáfora. Es la última jugada del Ayuntamiento de Es Mercadal, gobernado por Entesa y el Partido Popular, que parece decidido a reconvertir los espacios públicos en escaparates turísticos gestionados por empresas privadas.
La cultura, en manos de quien paga más
La noticia ha despertado un profundo malestar entre las entidades culturales y vecinales del municipio. No por el vino —producto arraigado en nuestra tierra— sino por la manera en que se gestiona esta cesión: sin concurso público, sin transparencia y sin participación ciudadana. Una empresa privada se instala en un espacio municipal para montar una experiencia enológica a 60 euros por cabeza, en un calendario que abarcará de mayo a octubre. Mientras tanto, los colectivos locales que durante años han sostenido la vida cultural del municipio… siguen esperando.
Sí, siguen esperando, por ejemplo, a que se cree la comisión de cultura prometida hace más de un año por el propio Ayuntamiento. Una comisión que debía dar voz a las entidades locales, decidir qué tipo de cultura queremos en nuestros espacios y evitar que el teatro del pueblo se convirtiera en una atracción de temporada.
Un modelo de pueblo para el turista, no para el vecino
Y mientras el teatro se privatiza, la Sala Multifuncional se vacía de contenido público, y el Recinte Firal se convierte en escenario de macroconciertos con entradas a precios desorbitados. Porque, aunque la cultura diversa es bienvenida, lo que se impone no es precisamente accesible ni está pensado para los vecinos. Se impone el modelo de negocio. Más turismo, más eventos, más ocupación. ¿Y los habitantes del municipio? Como siempre, relegados a un segundo plano.
La gestión cultural parece seguir la misma lógica que el Govern Balear, que ha fusionado Cultura y Turismo en una sola conselleria. Aquí también se mezcla todo: cultura, ocio, promoción económica… con el resultado de que se vacían de contenido los espacios que antes eran del pueblo.
¿Qué ganamos los ciudadanos?
Surgen muchas preguntas que siguen sin respuesta:
¿Cuánto pagará realmente esta empresa por usar el teatro?
¿Qué parte de ese dinero revertirá en el municipio?
¿Tendrán acceso a las actividades los vecinos?
¿Qué entidad local tuvo la oportunidad de presentar un proyecto alternativo?
Y otra cuestión que no pasa desapercibida: todo el contenido promocional del proyecto es exclusivamente en castellano, como si ni el catalán ni la realidad cultural menorquina existieran para esta iniciativa «gastronómico-cultural».
¿Dónde está el proyecto de pueblo?
Un Ayuntamiento comprometido con su gente debería apostar por la cultura de proximidad, por el talento local, por proyectos participativos y sostenibles. No por convertir Fornells en una postal con catas exclusivas para turistas y una cartelera hecha a medida de quien más pague.
La pregunta que lanzan los vecinos es clara: ¿Queremos un teatro que sirva para hacer teatro, o un museo de temporada que sólo busca rentabilidad económica? La respuesta, al parecer, ya la han dado Entesa y el PP. Y no es la que esperaban los ciudadanos.
Fuente: asociación de vecinos